¿Tarjeta de crédito o minicréditos? ¿Qué es mejor?

Cuando asalta un imprevisto en las cuentas a final de mes se presentan una serie de incógnitas en la mente de la personas o personas en cuestión. "¿Pido dinero a un familiar?" "¿Uso la tarjeta de crédito?" "¿Y si pido un minicrédito?". Todas estas preguntas, y más que se hacen, llevan a un bucle del que es imposible extraer una respuesta clara. Es por ello importante conocer las distintas formas en las que un inconveniente económico no tiene por qué ser un problema. Así pues, existen dos formas de afrontarlo que quizás son las más usadas: hacer uso de la tarjeta de crédito disponible o bien pedir algún préstamo rápido o minicréditos a una entidad financiera.
Estas dos opciones permiten solventar, como hemos dicho, el imprevisto. Sin embargo, entablan algunas diferencias entre ellas que hace que esta última opción se constituye como la más factible:
En primer lugar, por la parte que respecta al uso de la tarjeta es necesario recordar que existen dos tipos de ellas: las de débito y las de crédito. La primera de ellas permite pagar artículos o facturas sin tener dinero en el bolsillo, eso sí, el máximo de dinero disponible es el que se encuentra en la cuenta del usuario; y la segunda de ellas posee un espectro más amplio de uso, ya que la persona puede usarla aunque no disponga de dinero en la cuenta, aunque habrá de abonar la cantidad empleada antes de un día concreto, ya que se podrían aplicar intereses bastante altos al usuario (a veces de hasta el 20%).
Y en segundo lugar, los minicréditos son un tipo de prestación económica que lleva aparejada un pequeño porcentaje de intereses, pero cuya devolución y cantidad necesaria puede ser elegida con total libertad por parte del solicitante. Además, poseen la ventaja de que son un tipo de transacción bastante rápida, la cual puede tardar incluso unos pocos minutos. Y a esto se le añade el hecho de que el cliente podrá conocer mediante simuladores incluidos en las propias páginas como Wannacash lo que ocurre con su dinero y la cantidad que habrán de devolver llegado el momento, algo que aporta una gran tranquilidad, pues no habrá imprevistos o sorpresas nefastas.
En definitiva, contraponiendo estos dos medios, queda claro que los préstamos rápidos se constituyen como la mejor opción, sobre todo por el gran factor de libertad que el usuario puede tener con respecto al proceso, pues con la tarjeta de crédito este deberá tener el dinero en la cuenta antes del día de la liquidación, algo que puede causar mucho agobio en el mismo.