Los conciertos, pilares esenciales de la música.
Se dice que la música está moribunda, que el formato de los cds está quedando obsoleto, que hoy en día la gente ya no usa reproductor, que la única solución posible es comercializar archivos digitales. Todo esto es cierto en parte: la música, a diferencia del entretenimiento audiovisual, se ha adaptado bastante peor a los nuevos formatos digitales.
Hoy en día, pagando solo una ínfima cuota mensual e incluso compartiendo cuenta y gastos con amigos y familiares, podemos acceder a un nutrido catálogo de series, películas, documentales y dibujos animados. Cada vez que nos apetezca disfrutar de cualquiera de estos contenidos, solo tenemos que usar un dispositivo electrónico conectado a internet. Muchos de ellos, como las consolas de nueva generación, se pueden comprar por la modesta cantidad de dinero que ofrece cualquier tipo de préstamo rápido online.
Sin embargo, ¿qué ocurre con la música? Si queremos disfrutar de la música en formato digital, también podemos acceder a servicios de pago que nos ofrecen música de todo tipo de grupos, cantantes y géneros. No obstante, a la mayoría de usuarios le resulta mucho más cómodo emplear un reproductor mp4, pues los teléfonos móviles, por ejemplo, todavía no están del todo adaptados a la reproducción exclusivamente musical a través de internet.
Eso hace que la transición de la música a la era digital esté siendo más lenta y más incómoda. Aun así, y como decíamos antes, que la música esté moribunda por eso es solo una verdad a medias. Los conciertos dan muchísimo dinero, y las cantantes o los cantantes de pop y rock de más renombre incluso llenan estadios.
Por eso, es importante proteger los beneficios culturales que nos ofrecen los conciertos. Es importante organizar festivales temáticos y reservar sala para los grupos menos conocidos que crean afición en géneros muy concretos, como por ejemplo el metal gótico. Es fundamental que se destine cualquier tipo de financiación, ya sea pública mediante ayuntamientos o privada a través de prestamistas, para que la gente acuda a escuchar música en vivo. Porque mientras existan los conciertos, la música nunca morirá. Eso es un hecho indiscutible.
