Finanzas básicas para personas con discapacidad

En apariencia, la sociedad avanza. En nuestras ciudades de origen o aquellas en las que vivimos, vemos, por ejemplo, cómo las oficinas bancarias se remodelan y se automatizan, dejando a los recursos humanos o empleados con tareas de asesoramiento en ocasiones testimoniales.

La filosofía de los procesos electrónicos automáticos y las gestiones individuales y autónomas por parte de los clientes se está imponiendo, lo que de base no está mal. Al fin y al cabo, nos permite llevar a cabo con mayor rapidez nuestras operaciones bancarias habituales.


¿Pero este avance social es realmente inclusivo, o se está haciendo sobre las espaldas de personas que, por un motivo o por otro, pertenecen a minorías que no se adaptan a los procedimientos digitales, administrativos y burocráticos de nuestra sociedad? El ejemplo es evidente: las personas con discapacidad visual o auditiva no lo tienen tan sencillo para realizar tareas tan aparentemente básicas como acudir al banco más cercano, cobrar un cheque en el cajero o consultar los últimos movimientos de la cuenta bancaria. También lo tendrían complicado para rellenar el formulario necesario a la hora de solicitar préstamos online rápidos.

Desde luego, no pueden hacerlo con los procedimientos estandarizados pensados única y exclusivamente para las personas sin ningún tipo de discapacidad total o parcial.

Por eso existe la accesibilidad, un término que alude a la obligación moral y social de garantizar un acceso pleno, completo y satisfactorio para todas aquellas personas que presenten algún tipo de dificultad de este tipo. Aunque, por desgracia, pocos y pocas están aún familiarizados con la palabra.

Por ejemplo, es necesario construir las puertas de entrada a los bancos lo bastante amplias para que una persona en silla de ruedas pueda entrar y añadiendo rampas en los edificios con elevaciones.

También es importante que, tanto en cajeros automáticos como en sitios web financieros de solicitud de préstamos online se incluya la opción de la lectura auditiva automática para personas ciegas, o el aumento del tamaño de letra para personas ciegas parcialmente. De igual modo, cualquier tipo de contenido audiovisual informativo tiene que estar debidamente subtitulado para personas sordas.