Créditos VS Microcréditos ¿en qué se diferencian?

¿Qué diferencias existen entre los créditos convencionales y los microcréditos? ¿Dónde está el origen de estos últimos? Pues lo cierto es que su origen está en Bangladesh hacia los años 70 de la mano del famoso Muhammad Yunus.
Este hombre ganó en el año 2006 el Premio Nobel de la Paz por poner en funcionamiento esta nueva modalidad de financiación. Después de una trayectoria académica intachable en Estados Unidos, regresó a su país de origen.
Cuando se topó con una realidad donde imperaba la necesidad y las hambrunas comprendió que lo más provechoso que se podía ofrecer a su comunidad era la posibilidad de generar créditos personales. De hecho, defendió que estos serían más útiles que los actos de caridad porque proporcionarían a sus paisanos la posibilidad de salir adelante por ellos mismos y sin necesidad de pedir nada a nadie.

Se trata de una curiosa historia que dio origen a una de las forma de financiación más inmediatas y útiles del mundo actual. Si comparamos los micro créditos rápidos con los créditos personales convencionales podemos encontrar diferencias sobre todo a tres niveles:
  1. Necesidad de contar con un aval: Los microcréditos no requieren de avales para ser aceptados. Sin embargo, los créditos online urgentes emitidos por las entidades bancarias convencionales utilizan esta figura como una garantía para cubrir la devolución del importe prestado.
  2. La cuantía es diferente: Cuando hablamos de microcréditos, como podrás i
    ntuir, estamos hablando de préstamos a pequeñas dimensiones que en la gran mayoría de los casos no superan los 1.000 euros. Sin embargo, los préstamos personales tradicionales pueden proporcionar cuantías muy superiores. De ahí la necesidad de contar con una mayor cantidad de garantías, puesto que el tiempo del contrato es mucho más superior, a veces de varias décadas.
  3. La devolución: Ambas modalidades presentan intereses que el usuario deberá abonar. Sin embargo la forma de devolución es diferente. Los microcréditos suelen devolverse en una sola vez, mientras que los préstamos tradicionales se reintegran en varias cuotas.